Al acabar de colocarlo bajó la puerta, subió presuroso a un auto, desde ahi sacó su arma y se quedo apuntando con paciancia la salida del restaurante.
Poco a poco Morris se iba impacientando hasta que escucho una gran explosión proveniente del restauran. La puerta a la que le estaba apuntando seguia ahi, sola, con el unico cadaver que mato en la calle, no salia mas que humo de la parte inferior de dicha puerta.
Morris encendio el auto y se dirigió hacia la otra entrada del restaurante, bajó del auto sin apagarlo, y vio que ambas puertas seguian intactas, como si nadie hubiera entrado o salido.
Apuntando con su arma, Morris se alejo de dicha puerta y se subió a su auto sin gesto alguno, como si aquel suceso fuera parte de su vida cotidiana.
Arrancó el auto y se retiró del lugar a toda velocidad.
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Habían pasado ya dos dias desde que Morris habia matado a la joven pero incompetente pareja. Ahora el se encontraba descansando en una cabaña a las afueras de la ciudad, era un dia de compras por la mañana.
Al llegar a su cabaña, Morris bajó de su auto aquellas pesadas bolsas de papel que casi estaban por caer de lo mal distribuidas que estaban las cosas en su interior.
Como pudo llegó a la puerta de dicha casa y abrio la misma. Morris conservaba un gusto especial por la taxidermia y en el interior de dicha cabaña se dejaba ver lo habil que era con las armas, en especial con la escopeta, la cual guardaba en una de las paredes de la sala principal.
Sonó el telefono, y Morris se apresuro a dejar las cosas sobre una mesa que se encontraba en la cocina.
Corrio entonces hacia la sala y de un brinco salto sobre un amplio sofa para contestar el telefono que se encontraba del otro lado.
Al no saber como actuar por la sorpresiva reacción que túvo en su mirada al telefono, colgó pensativo, guardo un minuto en silencio, salto del sillón y rapidamente subió las escaleras, entró a una habitación y cerrando la puerta de manera fúrica y estrepitosa aguardó ahi dentro durante un tiempo haciendo toda clase de sonidos extraños y ruidosos.
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Todavia con tierra en las manos y con los pantalones recien mojados, podia sentir el frio de aquella mañana cortandome la cara como una suave caricia de navajas en mis pomulos.
El camino era largo pero ya casi se lograba ver el pueblo mas cercano a unos cuantos metros de mi. Esa mañana todo podia haber sido bueno de no haber sido por la inesperada sorpresa que tuve, quedando cansado y mas que eso, herido.
Despues de todo eso no son mas que gajes del oficio con los que tienes que lidiar. con los que tienes que cargar como el buen soldado qeu eras, claro, ahora recibiendo mejores beneficios, pero a la vez dificiles e importantes responsabilidades que van mas allá de conflictos internacionales.
El pueblo podria haber parecido abandonado de no ser por dos niños que jugaban alegremente con un balón cerca de el primer local al que con gusto ves para satisfacer tus necesidades de hambre y de sed.
Alcanzas a sentir tu biklletera en uno de los bolsillos de tu pantalón, mh... tipico, en lo ultimo en lo que se fijan los asesinos es en hurgar en tu billetera. Y peor aun, deberian de hacerlo si no hacen bien su trabajo.
Al entrar al local del minisupersolo te preocupa saber dos cosas, la comida rápida y una buena bebida; y ahora que te encuentras ya con una tarjeta generosa en tu cartera, una llamada te haria bien desde algun celular que pudieras conseguir, solo para hacer una llamada.
Corres con la suerte de no estar en un pais hostil y que como es costumbre todomundo pregunta, tanto tu procedencia como el objetivo de tu estancia. No, este no es el caso, afortunadamente, el empleado del local habla la misma lengua que tu y se ve seguro.
Te señala donde se encuentra lo que buscas y te hace sentir mejor que todo lo puedes conseguir ahi con tan solo mostrar tu tarjeta, claro, tratando de ahorrar tu poco efectivo por razones simples de emergencias.
Ya en el fondo del local te das cuenta de que a veces la descicion mas dificil no llega cuando te estan apuntrando con una 3.57, si no cuando tienes que elegir como saciar tu sed y con que. Realmente no importa tanto la marca, pero eso si, creo que el sabor es lo ideal para que en esa mañana las pequeñas cosas de la vida te hagan sentirte bien,por lo menos en ese momento.
Destapas el refresco, y lo llevas a tu boca, justo antes de sentirlo en tus labios, escuchas la puerta de la entrada con la misma peculiaridad con la que la pequeña campanita que cuelga de esta, te hace reaccionar sin saber que para eso sirve, para saber que alguien entra.
Apenas puedes ver la cara de la persona que al disparar truena el envase de tu preciada bebida , rapidamente te tiras al suelo y te escondes en un anaquel de botanas, cerca de los refrigetadores. Escuchas otro disparo y el gemido del empleado callendo al suelo en cuanto revisas la unica arma qcon la que cuentas, y si, maldices al asesino por casi vaciarla de manera estupida en tu chaleco antibalas, el cual solo dejó entrar solo una cerca de lo que parece ser uno de tus pulmones.
Solo tienes cuatro balas en el cargador, tienes que acabar con el o el lo hará primero al llegar a ti, ya que escuchas pasos acercandose presurosamente por uno de los pasillos.
En cuanto escuchas varios disparos te das cuenta de que esto es o mas que personal o mera confianza de la otra persona al gastar balas a lo idiota a lo largo del anaquel para acabar contigo.
Una semi-automatica te vendria muy bien en esos momentos para estar a la par con el. Te escondes en el siguiente pasillo casi barriendote en el suelo y solo puedes sentir que una bala pudo acabar con tu pie.
Piensas un poco la situación y despues de todo caes en el punto en el que no tienes mas que perder qeu tu vida y contra eso nadie puede meterse, a menos que no lo hagas de manera correcta, a menos que no seas rapido.
Ahi, justo en tu nuca, sientes una pequeña caja de cereal y por entre los agujeros del anaquel lo puedes ver corriendo de manera presurosa y despiadada hacia ti disparando con dos pistolas al mismo, llegando por la entrada del pasillo.
Es entonces cuando empujas con un codo, dejas caer la caja hacia ti y esta cae en tu regaso, solo esperas el momento preciso para actuar.
Ahi esta, el , al voltear a lo largo del pasillo por detras del anaquel, para ver si has corrido como todo mundo lo haria, deja descubierto un factor muy importante, y a la vez riesgoso. El factor sorpresa...
Es ahí cuando avientas la caja de cereal al aire y el sorprendido al pensar cualquier cosa de lo qeu has aventado, comienza a dispararle, es cuastion de segundos cuando sales por una esquina del anaquel a dispararle del cuello a la cabeza con tan solo cuatro balas y muchas ganas de que esto acabe.
El al caer hacia atras se pega todavia con el anterior anaquel mientras tu solo observas en el piso y esperas no se levante jamas. Solo sientes ira y el poco cereal que cae en tu cabeza, desde ahi todo es curioso, nunca pensabas que una caja de cereal pudiera traer tantas sorpresas a alguien como tu y como el asesino en ese momento...